sábado, julio 02, 2011

Ese momento

Alguna ves, me perdí en sus ojos, y mire el mundo como algo mas allá de la vida carnal. Jugué con su sonrisa hasta verme envuelta por sus manos y por sus insultos en lengua cruda, y cuando ya su risa se escuchaba, solo me dejaba  llevar por ella, para terminar riéndome a su lado.

 

Nunca he escuchado un te quiero de sus labios, nunca me ha dicho “que seria sin ti”, pero al menos yo sé que no seria nada sin ella. Pues su cruda realidad me mantiene despierta y sus aullidos de dolor en la paradoja nocturna elevan mi alma, la escucho con sus notas a flor de piel, con cada rasguño y corazonada rápida que da al aire.

 

Divina música no deje nunca. Pues en ese momento, cuando me volví pedazos, solo recuero el incesante tocar de las cuerda de la guitarra contra el órgano de vida, relleno en pena.

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