domingo, abril 03, 2011

Vida de miserable- Parte 2

Parpadeé unas cuantas veces tras escuchar eso, y luego solo me senté sobre la cama llevando mis manos hacia arriba y manteniendo la cabeza abajo— Lo siento— dije en un susurro, sin siquiera mirarla a la cara, mientras hacia aquel ejercicio inútil que tenia que hacer cada ves que me ponía a llorar mientras dormía, no era ningún tratamiento medico ni me lo había  dicho el psicólogo, era solo un intento de tomar energías positivas del ambiente y curar aquella alma que se estaba alimentando solamente de mis malos recuerdos y bacear las malas energías, pero simplemente eso no servía, solo me reconfortaba a mi misma, pues apesar de los años seguía llorando en cada sueño que tenia. Solo Kea lo sabia, viviamos juntas,  y antes de eso, cuando solo estaba en mi casa, también lo hacia, pero nadie se daba cuenta o al menos eso creía. Y si era algo extraño y también inevitable, no sabia por que era, no sabia que lo causaba, o talves si, si lo hacia, pero no quería asumir que aquello era solo otro síntoma mas, de mis recuerdos borroneados y quemados en mi subconsciente.


— amore..- dijo ella, escuche el crujir de su cama para luego sentir sus brazos envolviéndome con suavidad—ya déjalo ir— susurro en mi oído, abrí un poco los ojos y me mantuve allí, sin mover un músculo, cobijada en los brazos de mi mejor amiga, pensado esas palabras.
— dejarlo ir..— susurre— dejarlo ir..— dije unas cuantas veces más, y fui azotada por una ola de  pensamientos retorcido de tiempos antaño, una puntada en el lado izquierdo de mi pecho, y de apoco solo busque una forma de encajar mejor en sus brazos— no sé— dije y sonreí vagamente— no sé que hacer con esto— cerré los ojos y me sujete del brazo de Kea, mi único alivio y protección en el mundo real— solo aumento su ego..— reí nerviosa, y busque alguna distracción mental, y me dedique a observar esas lineas onduladas que se formaban cuando cerrabas los ojos, pero pronto escuche un llanto, un terrible y ahogado llanto melancólico, sabia de donde venia, sabia que era, peor tenia que hacer caso omiso a ese suplicio, tenia que ignorarlo "que acabe, que acabe..", dije miles de veces en mi mente, pero no, no acaba y me estaba desgarrando el corazón.
— Kea que se calle— puse mis manos en mis odios, pero no lo escuchaba lo seguía escuchando. Kea me abrazo mas fuerte,  y susurro un ligero "shh shh" para que evitara llorar como acurrucándome suavemente, y ella y yo sabíamos que no iba a llorar, pero mi mente estaba a tal punto que lo único que me podía mantener atada a la realidad era eso— callalo— dije una ves mas imprimiendo mi cabeza, yo era la única que lo escuchaba, yo era la única que sabia de donde se emitía aquel llanto infernal. Abri un poco lo ojos, y mire mi peluche, una osa roja con negro que tenia desde los 14 años mas o menos, y que en un tiempo habia bautizado como yo misma, y desde aquello, ella lloraba casi todo los dias, volviéndome loca y talves lo estaba. Kea lo sabia, ella conocía cada uno de mis trastornos, mis crisis y lo inestable que me habia vuelto desde aquel tiempo,  lo extraña que era, y el por que de todo esto.. aumentaba el ego de aquel que no volvía y que solo demostraba su indiferencia hacia mi desde aquellos años, y parecía no doler, pero esta clase cosas solo me recordaban que una de las pequeñas posibilidad es era que si dolía. 


Me separe de Kea, y me paré de mi cama,  con el cabello en la cara y vistiendo mi pijama, caminando a paso lento hasta aquella repisa donde tenia mi peluche. Lo mire y pose uno de mis dedos en su nariz, para luego tomarlo y abrazarlo, acurrucandolo solamente, me voltee a ver a Kea, y le sonreí, mientras el llanto se desvanecía de apoco, volví a mi cama y me acurruque en ella nuevamente. 


— ¿ya callo?— me pregunto, cuando ya estábamos cada una en su respectivas camas, yo me di vuelta la mire.
— ya lo hará—  confesé , cerré los ojos y me olvide por unos segundos de todo lo que me estaba matando.

 

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